Cierto es que desde hace ya un tiempo, la pianista venezolana Gabriela Montero viene realizando una labor extraordinaria: no solamente es una pianista excepcionalmente virtuosa. Esa duda no la tiene nadie. Luego, más allá de las partituras, Montero comenzó a hacer algo que supera todo tipo de expectativas en un ejecutante, y es la improvisación musical.
En realidad, la música siempre ha tenido este componente de improvisación, tanto en los géneros populares como en lo académico. El jazz prácticamente se apropió de la improvisación, a tal punto de que no hay manera de convencer a los melómanos (y a unos cuantos músicos también, no se crean) de que improvisar está en el ser de todo músico, sin importar cuál sea el género que cultive. De hecho, basta mirar los conciertos en vivo para darse cuenta de que lo peor que hay es cuando el músico realiza un doblaje, porque la gracia está en ver la interpretación en vivo, y nada mejor que salirse del canon discográfico para que el público sienta que el músico está dando el alma sobre la tarima.
En fin. En el caso de la Montero, pues ha tomado ese camino en sus conciertos: ella ofrece su repertorio académico de envergadura, y luego, como segunda parte, improvisa.
Pero, y es lo que queríamos resaltar, desde hace unos años para acá, la pianista incorpora en sus conciertos una breve disertación sobre lo que pasa en Venezuela. Varias veces a actuado ciñéndose la bandera patria, e improvisa temas que aluden a la situación del país.
Recientemente, Gabriela homenajeó a las personas que participaron en la toma de Caracas el pasado 1 de septiembre con este tema: https://www.youtube.com/watch?v=S3hlMMp_90w
Un tema que emplea partes del Himno Nacional, y al que lo adorna y armoniza con una depurada estética pianística. Si ese tema sigue sonando y se sigue divulgando, con toda seguridad podrá pasar al repertorio de los pianistas, a modo de retrato sonoro de lo que ocurre en estos tiempos.
