El próximo año, 2017, se celebrarán 30 años de la célebre canción "Barcelona", compuesta por Freddie Mercury y Mike Moran. Me topé con este tema deambulando una de estas noches por el Facebook, y las emociones que me hizo revivir fueron tales, que vale la pena comentar sobre este estupendo tema.
En primer lugar, el hecho de que se unan el rock y el estilo operático o belcantista, o, también, lírico. Montserrat Caballé, soprano catalana (por cierto, hoy día en líos por una presunta evasión de impuestos), es dueña de una de las voces más versátiles que ha dado el mundo de la ópera.
Por otra parte, el gran Freddie Mercury, ¿qué ser humano no es capaz de amar a un artista así? Una voz ruda y delicada a la vez, una musicalidad impresionante y un sentido artístico de tal magnitud, que todavía hoy en día, las jóvenes generaciones de melómanos no tienen más remedio que admirar su talento, no solo como parte de Queen sino hasta en sus proyectos en solitario.
Pero "Barcelona" es la exacta combinación entre dos estilos aparentemente disímiles. Sin embargo, capaz de conjugar lo mejor de esos géneros: la voz carrasposa de Mercury, sustenta la dulzura de la soprano, y aunque la letra en realidad no es nada del otro mundo desde el punto de vista poético, no queda duda de que las palabras permiten que ambas voces se deslicen por la trama melódica.
Según los datos que circulan por allí, en ese año 1987, la canción se ubicó en el octavo lugar en Reino Unido, y en 1992 fue escogida como himno de los Juegos Olímpicos realizados, justamente, en Barcelona. No cabe duda de que es todo un clásico esta obra musical. Sublime y maravillosa.
