Rock and roll

En su juventud imprudente, que era todo de hace tres años, Segall era un Thrasher. Escribió quemadores de dos minutos que comenzaron rápida, terminó más rápido, y enviadas al público correteando por las paredes y en las vigas del techo. Recientemente, se ha convertido en mucho más cómoda tejiendo sus dotes melódicas en el din, usando su misterioso, falsete Lennon-esque para fortificar sus ganchos. Y en sus últimos discos, Segall ha desarrollado una gran habilidad para deslizarse en la piel de su vieja escuela tics elección de héroes-apuntalamiento de la talla de Neil Young, Negro sábado, o las marmotas, y luego Weirding ellas con su propia escudo de ectoplasma sónica tambaleante. Es el sonido de rehecha ayer para adaptarse a las normas de señal a ruido de la actualidad.

"Su música no tiene las cualidades cursis de alguien capturar algo del pasado, pero tiene esos significantes, inspiraciones e impulsos", dice Rian Murphy de Drag City, que ha lanzado dos últimos discos en solitario de Segall, argumentando en contra de los que sería etiquetar schtick de Ty como pura nostalgia. "Es como si algo hubiera sido [digerido y] mierda y, dentro de esa mierda, fue algo retro." Sus canciones son demasiado thrashy para registrarse como 60s homenaje, también de burbuja, gomoso debe confundirse con la roca 70s Stoner, y demasiado fangoso para pasar de hardcore punk. Aún así, en cada canción Ty Segall, se puede detectar algunos hilos deshilachados tomados de cada uno de estos géneros.

"Rock'n'roll no le dice lo que piensa y hace, lo hace sentir de cierta manera, por lo que hace esas cosas por su cuenta", dice Segall. Y sabe que el factor de éxito-que-en-la-cara es clave para hacer que hagas esas cosas. Los gemelos, que Segall tocado y grabado casi en su totalidad por su cuenta, sin duda cumple con el estándar de catarsis skronky.