La Guerra de Vietnam no solo marcó un hito en la historia de humanidad por las consecuencias geopolíticas que produjo en aquel mundo bipolar con el “frío enfrentamiento” entre Estados Unidos de América (EEUU) y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). El mundo del espectáculo experimentó quizás una de las primeras influencias más determinantes para asumir posiciones con una repercusión universal, aunque no era la primera vez que manifestaciones, como la música por ejemplo, expresaran el reclamo de algún sector de la población. Pero en los años 60 del siglo XX el tema pacifista estuvo muy en boga y muchos artistas que se montaron en la “onda hippie” se hicieron eco en sus letras del repudio belicista.
También se asomaron aquellos que abogaron por los derechos civiles, contra el racismo con la leyenda viviente y hoy Premio Nobel, Bob Dylan como uno de los grandes íconos de esta corriente que iba a la par de lo que catalogaba como “música comercial”. Podríamos mencionar además expresiones como el blues, soul o góspel, en donde vibraban los sentimientos de la comunidad afrodescendiente de Norteamérica.
Muchos historiadores de la música asumen al propio rock and roll como una manifestación de rebeldía en aquella sociedad emergente tras la II Guerra Mundial y al Disco Music como una forma de reivindicación de minorías como los homosexuales frente al “status quo” imperante en los cinco continentes. En esta lista se puede incluir a reggae jamaiquino y la rebeldía urbana que se le endosa al rap, que también apunta a reclamos de un país entero, en el primer caso, y de los sectores más pobres en el segundo.
Pero tras la efervescencia de los 60 y 70, llovieron críticas sobre los que algunos cuestionaron como mero marketing para configurar al artista como producto, como un simple valor agregado más aparte de ciertas condiciones para el canto, la composición, su físico y el baile, cuando las tenía. “Es un tipo ‘buena onda’ que también se preocupa por los problemas globales”, aunque su conocimiento de los mismos rayaran en el argumento básico de una reina de belleza: “Aspiro a que logremos la paz mundial”.
Ciertas críticas surgen por la incongruencia de lo que el “artista militante” quiere pregonar y la vida que lleva. En las últimas décadas se señala a una suerte de “izquierda de Beverly Hills” o "revolucionarios de 5th Avenue ”, que presuntamente apoyan a los más necesitados del planeta, lanzan dardos venenosos contra “el sistema”, quizás olvidando que su estatus de opulencia es el resultado de una industria cultural que ha convertido también las “buenas causas” en un artículo más de consumo masivo.
Sin embargo el arte se mantiene como un reducto para miles de millones de seres humanos en el mundo entero, al menos como catarsis colectiva para sus penurias. Con sinceridad en el alma o montándose en una ola que le dará notoriedad internacional, siguen actores y músicos reflejando en el presente temas más variopintos como la igualdad y tolerancia para todas orientaciones sexuales, el drama de los refugiados, el terrorismo o la xenofobia, por solo nombrar algunos.
En la entrega de los “MTV Video Music Awards 2017” (VMA) del pasado domingo 27 de agosto se vivió un momento muy sensible hacia el final del show cuando se rindió homenaje a la joven Heather Heyer, activista contra el fascismo que fue asesinada en los hechos de Charlottesville, en el estado de Virginia, cuando un neonazi atropelló a un grupo de personas que protestaba contra los supremacistas blancos. Susan Bro, madre de la víctima, tomó la palabra recordar a su hija y anunció la creación de una fundación que otorgará becas a quienes luchan “contra el odio”, tal como la ola de racismo desatada en EEUU en los últimos meses.
Previamente intervino el pastor Robert Lee IV, descendiente el mítico general Lee de la Guerra Civil de los Estados Unidos, personaje que ha sido usado históricamente por los grupos segregacionistas y fascistas como su inspiración, adoptando además la bandera confederada como un ícono de su lucha contra el resto de la sociedad. El religioso indicó, ante esta realidad que le afecta de forma directa por tratarse de un asunto familiar, que creía “un deber moral pronunciarse contra el racismo” en su país.
La respuesta de MTV en su VMA de este año fue que el premio a la “mejor lucha contra el sistema” fuera compartido por todos los nominados en ese renglón, sin un ganador en solitario, con lo cual los honores se los repartieron Logic ft. Damian Lemar Hudson,The Hamilton Mixtape, Big Sean, Alessia Cara, Taboo ft. Shailene Woodley y John Legend.
Cualquier tragaluz se aprovecha al máximo, las rendijas no se desperdician. En las batallas por los Derechos Humanos, pequeños espacios son valiosos, cuando milímetros parecen grandes miles de kilómetros de avance, aunque “lucha contra el sistema” venga de una corporación trasnacional mil millonaria, que también es parte de ese mismo establishment. ¿No resulta una peculiar ironía?
La humanidad necesita de sus artistas, tradicionales emisarios de los clamores multitudinarios y las necesidades de las mayorías. En cualquiera que sea su disciplina, habrá un colectivo atento a su obra y al mensaje solidario que pueda brindar para cientos, miles y millones. Y el arte siempre estará en esa lucha de intereses entre la mera mercancía y arma liberadora. Es la batalla natural entre intereses, fuerzas y poderes, tan añejo como nosotros mismos.
POR: JUAN ERNESTO PÁEZ-PUMAR
