Caramelos de Cianuro responde a los amantes de Harakiri City

Este año se cumplieron 20 años de Harakiri City, para quienes siguen a la banda desde sus inicios, es el mejor disco que han editado. Es insuperable, dicen. Muchos de los que escuchaban y veían a la agrupación en los primeros años de los noventa, consideran incluso que la agrupación se vendió.

¿Qué opinan los integrantes de esas opiniones? El bajista Pavel Tello piensa que es injusto. “Ese tipo de cuestionamientos con una banda que tiene tantos años es injusto. Tú no le puedes pedir a tu grupo favorito que siga haciendo lo mismo cuando hasta te has casado, divorciado, tienes hijos, te pintaste el cabello de tantos colores. No es justo”.

Asier asegura que ni le gusta. “Agradezco que tengan opiniones con un álbum que no está ni en el primer, segundo o tercer lugar de mis favoritos. Es bueno que haya gente que lo recuerde. Cada disco debe tener un legado, pero nada más”.

De Harakiri City sin embargo, hay un clásico innegable: “El martillo”, una pieza con una letra que no pretende mayor interpretación, a pesar de los varios significados que muchos ven en ella. “Ni yo mismo, que la escribí, la entendía. Con el tiempo comprendí que se trata de vivir la vida. Es el tema que más fácil ha sido de componer, el mismo tiempo que dura. Lo abstracto y surreal da la posibilidad de que cada quien la interprete a su manera. Se trata de respetar también la inteligencia de las personas. Es importante dejar lagunas porque la gente las llena”.

¿Y acaso se han sentido tentados a componer canciones a sus hijos? Asier responde: “Uno empieza a escribir canciones a los hijos para cantárselas, es una forma de comunicarse con ese ser humano. La música calma a la feria y más cuando sale del corazón. Ahora, otra cosa es que se convierta en un trabajo formal”.