El día a día, las calles, la ciudad, el estrés, como robots seguimos la jornada, y nos negamos a mirar a los lados para ver lo que hacemos, lo que hemos hecho, solo queremos que termine. No miramos hacia adelante ni miramos hacia atrás, ni mucho menos miramos el presente.
Es un correr contra el tiempo, seguir por seguir, porque no hay más tiempo para hacer, decir o pensar. De repente, algo se detiene, algo pasa, algo cambia, algo obliga a que te detengas, duele, molesta, te asfixia, te niegas a ver la realidad hasta que te obligan a salir de tu zona de confort, a tocar suelo y caminar hacia adelante.
Desde la época del movimiento Grunge; la agrupación R.E.M. nos trae un sonido de protesta, el Rock se revela contra todo y en esta oportunidad, nos dice que a veces la gente hace daño.
Las palabras que se dicen o no, las acciones que hacen daño o el momento, el conjunto de momentos de los que se construye la vida.
Se trata de decidir, tomar acción, de dejar la monotonía, y hacer lo que se debe, ser uno mismo, salir de la rutina, dejar de seguir a las masas y cada uno seguir su propio camino.
Todos no somos buenos, ni malos, esto coexiste, para que haya bien debe haber mal, y para que el mal sea reconocido como tal, la bondad debe ser elegida.
Al final la vida es un paseo, a veces hay cola, otras, se puede dañar el carro, pero algún día termina, vale la pena detenerse y ver que nos causa daño, rectificar si le hicimos daño a alguien, pedir perdón, decir "me heriste", ver el cielo, respirar, realmente mirar a quien tienes al lado.
Todos somos, todos estamos, pero no nos miramos.