El streaming versus la música en vivo

Ahora, con la información de que la industria discográfica estadounidense obtiene más del 70 % de sus ingresos de las plataformas digitales y descargas, se avecina, por una parte, la muerte definitiva del formato disco.

Quiere decir que el disco solamente quedará como tarjeta de presentación o nostalgia de coleccionistas, pues ya cada vez es más y mayor la tendencia a acopiar en cualquier dispositivo la música que preferimos.

Por otra parte, a los músicos se les presenta la diatriba de tener que competir con la música grabada, cuyos sonidos fascinan, encantan y –lo peor- acostumbran al cerebro a una sola interpretación válida.

¿Qué le queda al músico? La escena. Hacer de su espectáculo en vivo una experiencia inolvidable, un verdadero motivo para hacer que la gente despierte de su molicie, compre el boleto, se traslade al aforo y viva frente al escenario todo aquello que sabe no podrá disfrutar en la intimidad de su reproductor digital y sus audífonos… o de su home theater.

Y esto es absolutamente válido para cualquier tipo de intérprete. Si un músico quiere seguir manteniendo su arte vivo, debe plantearse la pregunta: ¿qué debo hacer para que mi público salga de su casa y venga a verme? La respuesta le dará las mejores opciones de espectacularidad.