Eres una en un millón, todo un standard de jazz

Cae la noche de finales de febrero. La luna entra en menguante, y cuando aparece en el horizonte el reloj se acerca a la medianoche.

La voz de Ilan Chester suena en la radio, como puesta allí por un discjockey trasnochado, o por una máquina que obedece a los dictados de la parrilla de la emisora. Lo cierto es que "Eres una en un millón", con el silencio caraqueño de fondo, resalta.

Y resaltan más las posibilidades de soñar con que en algún momento esta pieza se convierta en un standard de jazz, con la voz resonando en scat, improvisando. Luego pasa al piano, delicadamente, dibuja el tema y luego las escalas comienzan a entrelazarse, subiendo, bajando, multiplicándose en miles de teclas imprevistas.

Hasta que el piano cede el paso a la batería, después al bajo, hasta que la voz se desliza en dúo con las cuerdas del bajo y éste la deja sola, para culminar con las frases finales y coronar entre sonora y nostálgica "eres una en un millón".