Si bien, los músicos a través de su estilo de vida, personalidad y sonido permiten que otras personas se identifiquen. También, se convierten en voceros de una comunidad. La música en la adolescencia es fundamental, hay muchos cambios y es una época de descubrimiento, el sonido que acompaña a quien lo escucha dice mucho sobre sí mismo, su identidad, lo que le interesa o anhela ser.
La música no solo es algo que permite identificarnos como individuos sino también como comunidad. A lo largo de la vida, y sobre todo en la adolescencia, el ser humano busca pertenecer, o tener a alguien con quien compartir. La música, a esa edad se vuelve un tema de conversación que implica una forma de poder hacer amigos.
Precisamente, esos gustos musicales similares permite conformar un grupo de amigos con mismos intereses, es una forma de comunicarse e integrarse. Es probable que todos los amigos en la adolescencia tengan al menos una agrupación que les guste a todos.
En mi época adolescente, el Rock, Reggae y el Reggaeton eran los sonidos que se descaban, ocasionalmente la Balada y el Pop hacían su aparición. Quienes escuchaban Rock no escuchaban habitualmente ninguno de los géneros siguientes, pero siempre había un momento donde una canción te atrapaba, lo suficiente para escucharla en varias ocasiones.
En mi grupo de amigos se escuchaba Rock, cuyas bandas eran extranjeras (Green Day, Good Charlotte, My Chemical Romance y Blink- 182). Lo curioso es que el sonido látino siempre llama y en las reuniones o cumpleaños la música era látina, solo colocaban salsa, merengue e incluso Reggaeton, y la mayoría seguía ese ritmo, otros no.
Aunque la historia de los géneros musicales se conciben en un área geográfica determinada, tal es el caso del Grunge en Seattle (USA) o el Tango en Argentina. Lo que representan, su mensaje siempre va a conectar a otras personas a través de las emociones y pensamientos.
Para cada etapa de la vida, hay un sonido. Será fuerte, suave, alegre o triste, todo depende de quien lo escucha. Lo bueno es que siempre estará allí cuando y donde queramos.
