Para nadie es un secreto que las tres dimensiones tradicionalmente conocidas son alto, ancho y profundidad. Desde Albert Einstein para acá se agregó la cuarta dimensión, el tiempo.
Pero ahora, un nuevo descubrimiento pone a los músicos en el centro de la atención científica: la música clásica está ubicada nada más y nada menos que en la quinta dimensión. O lo que es lo mismo, la quinta dimensión es musical.
Este descubrimiento fue publicado en la web Submediant, donde se afirma que los científicos de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN, en inglés) revelan cómo detectaron una recopilación entera de música clásica occidental.
Según esa publicación, los científicos estaban llevando a cabo una búsqueda rutinaria de la quinta dimensión, para lo cual usaban el gran colisionador de hadrones, o acelerador de partículas, y de pronto detectaron la existencia de ese gran campo musical repleto de obras que incluso residen más allá de los límites de la percepción humana.
El director general del CERN, Rolf-Dieter Heuer, explicó que “la música clásica trasciende tanto el flujo del tiempo lineal que avanza, como el espacio euclidiano al que estamos acostumbrados: una obra musical es una entidad misteriosa cuya esencia elude totalmente nuestros sentidos”.
Pero hay más: los físicos dicen que cualquier grabación de música clásica es una especie de holograma sonoro proyectado en nuestra realidad cotidiana por el verdadero trabajo musical, que vibra eternamente en un etéreo medio flotante en y alrededor de nosotros en todo momento.
Supongo que lo que quieren decir, es que esa quinta dimensión en realidad no es un ámbito exclusivo para la música clásica. Pienso que toda creación artística, independientemente de su género musical, pero en el cual esté involucrado un trabajo verdaderamente creativo, intenso, es un holograma de esa quinta dimensión.
"Piense en la ‘Quinta Sinfonía' de Beethoven. Seguro, usted tal vez ha buscado la partitura y tal vez la ha escuchado o ha buscado qué orquesta la toca. ¿Pero la ha encontrado alguna vez en su forma pura?", dice el científico Heuer, ante lo cual respondió: "Al salir de un museo, sabes que las pinturas todavía están allí. Pero ¿a dónde va la ‘Quinta de Beethoven' cuando no estás cerca? Ahora lo sabemos".
Mientras que los científicos han medido la densidad y la carga de la música clásica y han hecho un seguimiento de su posición en el cosmos, su rol en el universo aún no se puede explicar.
Algunos astrofísicos han especulado que el canon clásico occidental de la música de hecho puede ser la llamada "materia oscura", y se piensa que ésta constituye el 95% de la materia en el universo. Otros astrofísicos están menos seguros.
"La música clásica existe en una dimensión impenetrable a los seres humanos, por lo que no podemos comprenderla en su totalidad," dijo el físico teórico de Stanford, Leonard Susskind.
"Es emocionante que la ciencia finalmente haya demostrado que la música clásica habita en un reino independiente, autónomo, aparte de nuestra experiencia mundana," continuó. "Pero la pregunta permanece, ¿qué es la música clásica, incluso en nuestro universo en primer lugar?".
