En 2008, Juan Esteban Aristizábal, muy emocionado, presentaba a Metallica en los premios MTV, donde la banda de metal interpretó “The Day That Never Comes” de su entonces reciente álbum Death Magnetic.
Se comprende tanta efusividad cuando se sabe que la agrupación californiana es una de las favoritas del colombiano, a quien todos conocen como Juanes. “Y con ustedes la mejor banda del hijo e’ puta mundo”, dijo aquella vez.
Los liderados por James Hetfield son los máximos exponentes de un género que no le es para nada ajeno al cantante, quien en su más temprana juventud no solo fue un gran seguidor, sino que encontró en ellos una musa.
A finales de los ochenta y comienzos de los noventa, Aristizábal formó parte de una banda de rock llamada Ekhymosis, cuyo primer LP Niño gigante (1993) fue íntegramente de metal, puro y duro.
Pero después hubo un cambio, la agrupación de desvió a otros sonidos más llevaderos para el gran público. Le tocaron la puerta al pop, y éste, como siempre, las abrió sin problemas, con permiso para sentarse en la sala de las baladas.
"Fue el primer ejercicio donde yo me sentaba a pensar la ciudad, nos llenábamos de cuestionamientos, dudas, rabia de lo que vivía Medellín y cómo podíamos nosotros curarnos de lo que estábamos viviendo", aseguró en 2014 al diario español El Mundo a propósito de su vida en una ciudad convulsa por la violencia generada por Pablo Escobar Gaviria.
Aristizábal grabó con este conjunto cuatro álbumes de estudio. El último, homónimo, salió en 1997. Tres años después debutó como solista, y con la firma de Juanes, como se conoce hasta ahora a este compositor nacido en 1972. Esa ópera prima se llamó Fíjate bien.
“Después de 12 años hubo una muerte natural de la banda, no había química para seguir. Creo que cada uno quería seguir distintos caminos musicales”, dijo en 2000 en una entrevista a Boom Magazine.
Ya en esa época no definía su música con un género en particular. Afianzaba así el camino tomado en Ekhymosis de dejar atrás un estilo que puede ser calificado como sectario, para ampliar la gama que le permitiera llegar a más público y experimentar más con los sonidos.
“Mi música está hecha de lo que estoy hecho yo. De la música colombiana lógicamente, del vallenato, del timple, del bambuco, de la música popular latinoamericana y lógicamente del rock and roll, de la influencia americana de las bandas que me han gustado. También hay un poco de hip hop y funk”, afirmó en esa conversación con Kike Posada.
Prácticamente así se ha mantenido la tendencia en la obra de Juanes, quien ya suma siete discos de estudio como solista: Fíjate bien (2000), Un día normal (2002), Mi sangre (2004), La vida... es un ratico (2007), P.A.R.C.E. (2010), de amorLoco (2014) y Misplanes son amarte (2017). Temas como “Podemos hacernos daño”, de su primer LP, así como “Hermosa ingrata”, del más reciente, lo confirman.
Hace una década, en su libro El ABC del rock, el escritor bogotano Manolo Bellón, calificaba a Juanes como uno de los referentes de la nueva música colombiana. Citaba en ese momento los Grammy ganados, presentaciones ante el Parlamento Europeo, así como la invitación para cantar a dúo con Tony Bennett la canción “The Shadow Of Your Smile”.
Todavía Juanes no organizaba los famosos conciertos por la paz, tanto en la frontera entre Colombia y Venezuela, así como en la isla de Cuba. Recientemente, el papa Francisco hasta se refirió a uno de sus temas en su visita a territorio colombiano y en diciembre de 2016 cantó en el concierto en honor al Premio Nobel de la Paz. Sin dudas, más allá de las críticas a sus más recientes trabajos, ha sido una carrera fructífera.
Pero si bien su fusión ha sido popular y exitosa, Juanes ha bebido de una fuente que tiene dueño: Carlos Vives, quien en los noventa deslumbró al público latinoamericano con ese vallenato con pizcas de otros sonidos menos tradicionales, más pop y rockeros. Lo mismo hizo Aterciopelados, sus integrantes buscaron hacer un rock más cercano a lo que escuchaban en casa desde pequeño.
“Toda la música que hago tiene algo que ver con Colombia. Es una reinterpretación de todo lo que uno aprende, no solo de música popular como la cumbia o el vallenato, sino también, desde mi perspectiva, del rock, el folk o el reggae. Todo converge muy naturalmente”, respondió recientemente Juanes en una entrevista hecha por el diario español ABC.
No se puede negar que Juanes pertenece a ese grupo que ha hecho que no solo una industria musical, como la colombiana, se fortalezca, sino que también es causante que ciertos ritmos, así sean amagos, se identifiquen con una país que le ha dado a la cultura latinoamericana importantes referentes.
