Bomba Estéreo
Libera el potencial de tu música!
SongTools.io es tu plataforma todo en uno para la promoción de música. Descubre nuevos fans, aumenta tus streams y conecta con tu audiencia como nunca antes.

¡Colombia exhibe su folc…! Un momento, ¿qué es esto?

Reseña del artista hecha por:
SongBlog

Por Gerardo Guarache Ocque// @gagueando

Era cuestión de tiempo. Ciertas especies colombianas tenían rato marinándose, a fuego bajito, esperando que el público internacional las olfateara. Acá no se le cierra la puerta a nada. ¿Electrónica? Sí. ¿Dance hall? Claro. ¿Hip hop? ¡Por supuesto! Eso sí, queda sobreentendido un requisito innegociable: la mezcla debe incluir frutos cosechados en alguna parcela de este territorio heterogéneo que colinda con cinco países al norte de Suramérica, mirando al Pacífico y al Caribe.

Aunque Sidestepper lleva más de 20 años de marcha, merece protagonismo cada vez que se habla de música colombiana de fusión. Y, de paso, sirve como punto de partida para esta historia que sigue escribiéndose.

Sidestepper nació del encuentro de dos cerebros: Iván Benavides, quien fue miembro del dúo Iván y Lucía y colaboró con pulir el concepto de Carlos Vives; y Richard Blair, un británico que trabajaba en los estudios Real World de Peter Gabriel y cruzó el océano invitado por Totó La Momposina en 1992 y que, una vez que encontró los colores que buscaba, se quedó.      

El experimento de Benavides y Blair devino en una banda que ha funcionado como un colectivo musical intermitente. Por allí ha pasado Andrea Echeverri (Aterciopelados), por mencionar a una artista reconocida, y han participado otros personajes que destacan en capítulos siguientes de este relato, como Gloria “Goyo” Martínez (Choquibtown), o Pernett o Kike Egurrola (Bomba Estéreo).

Si Supernatural Love (2016), su trabajo más reciente, sufriera un proceso químico de separación de sustancias, se obtendrían pequeñas cantidades de cumbia, porro, bullerengue, son cubano o salsa y sonidos definitivamente africanos; todo esto combinado con bluegrass, folk y country estadounidense, quizá algo de flamenco y hasta una pizca arabesca inclasificable. ¿Para qué partirse la cabeza con tanta taxonomía musical? Más vale decir que es una fusión delicada, como una buena artesanía que teje lo electrónico y lo orgánico hasta que se dificulta identificar cuál es cuál.  

Sidestepper. Supernatural Love: https://www.youtube.com/watch?v=siB3N5jSWsk&t=1738s

Sidestepper, que incluye en su formación al guitarrista Teto Ocampo —otro de los que trabajó con Carlos Vives desde los tiempos del Clásicos de la provincia y La tierra del olvido— no sólo contribuyó desde finales de los 90 a definir lo que ocurriría en esta inquieta escena musical alternativa fundada sobre la dualidad local-global, sino que continúa aportando.

Supernatural Love es un álbum de todos lugares o de ninguno. Un disco bilingüe que acaricia el cuerpo pero también transporta mensajes de paz, amor, comprensión, y valora la vida sencilla, la vida rural, los amores y dolores de una Colombia profunda.

Lo espiritual y lo mundano

Bomba Estéreo, que estrenó Ayo (2017) no hace mucho, se ha perfilado en estos tiempos como la punta del iceberg, especialmente fuera de las fronteras neogranadinas. En su quinto trabajo depura aún más lo que había venido mostrando: la electrónica como base de una propuesta con dejo folclórico.

Astutamente, Bomba Estéreo se mantiene en un lugar indefinido entre el sonido sexy que garantiza presencia en radios y fiestas, y el sonido como mera expresión artística. “Amar así” es un ejemplo de lo primero. “Vuelve” es una muestra de lo segundo.

Bomba Estéreo. Amar así: https://www.youtube.com/watch?v=aJr1zbtb5Kw

Bomba Estéreo. “Vuelve”: https://www.youtube.com/watch?v=7GY7j_KL1Uk

Cuentan Liliana Saumet y Simón Mejía, columna, cerebro y corazón de Bomba Estéreo, que Ayo nació de una ceremonia espiritual en la Sierra Nevada de Santa Marta. Buscaban, quizá, traerse un rocío de la herencia indígena ancestral, un rocío que ahora destila de un álbum cargado de dance hall y canciones basadas en patrones antillanos.

Come on girls! —canta Saumet— escucha esta canción que no es un reguetón ni está hecha pa’ mover el culo./ si capté tu atención pues esa es mi intención, lo que vengo a decir es duro. Es “Flower Power”, una suerte de declaración de principios, una proclama en defensa de la mujer. Es como si estuviese sacudiéndose el reguetón vulgar y machista como caspa de los hombros.

“Internacionales”, el single, es otro statement de Bomba Estéreo. Yo soy colombiano, yo soy americano, yo soy un ciudadano del mundo, aclaran, e invitan a una gran pista de baile que no discrimina entre nacionalidades o idiomas. Realzan eso que el filósofo mexicano José Vasconcelos Calderón llamó La raza cósmica (la latinoamericana), sublime resultado de la mezcla de las cuatro razas primigenias del mundo. Baila, baila, que pa’ bailar no necesitas lenguas, corean: una verdad del tamaño de la Sierra Nevada de Santa Marta.

Identidad: fusión

Revisar la historia de lo que han denominado “nueva música colombiana” —aunque lo de ‘nueva’ es una etiqueta muy peligrosa a mediano o largo plazo por razones obvias: es una sentencia a la caducidad— es reconocer que detrás de todo esto hay una labor de investigación. Las propuestas parten de melómanos, investigadores, estudiosos, conocedores del folclor pero amantes de la música con M mayúscula.

Analizarlo someramente es también encontrarse con un inmenso árbol genealógico. Son músicos que se han cruzado en el camino, pasando de una agrupación a otra. Son bandas nuevas que surgen de la metamorfosis o la implosión de otras cuyo recorrido dejó aprendizajes, no sólo artísticos y musicales, sino también gerenciales.

Cada banda jala hacia su lado, hacia su propia combinación de influencias foráneas y locales, pero el cordón umbilical permanece firme, atado a Colombia, la matriz, el terruño querido que duele. Lo hace Systema Solar, que editó el año pasado su Rumbo a tierra y celebra ya 10 años de recorrido. Lo han hecho también agrupaciones como Frente Cumbiero, Curupira, Mojarra Eléctrica e incluso Puerto Candelaria, los dos últimos más orgánicos y más caribeños que todos los mencionados en estos párrafos.

Puerto Candelaria. “La banda”: https://open.spotify.com/track/1P9gt4t8srChLxoUIsGdvI

En medio del foco de atención está ChocQuibTown, con su cordón amarrado a las costas del Pacífico. El trío lleva esa identidad hasta en el nombre: si alguien está leyendo esto desde el extranjero y no lo sabe, esta agrupación se bautizó así en homenaje al Chocó, capital Quibdó, único departamento colombiano con costas en el Pacífico y el Atlántico y único fronterizo con Panamá, de exuberante vegetación pero también con altísimos índices de pobreza.

ChocQuibTown es la cara colorida y desenfadada de la región. Premiados ya con varios Latin Grammy, Tostao, Slow Mike y la preciosa Goyo han aprendido a colarse en la jungla leonina del mainstream latinoamericano, mezclando vertientes muy autóctonas y desconocidas fuera de su hábitat con reggae, dance, salsa... Pongamos un ejemplo, “Nadie dijo”, incluida en su álbum El mismo (2015), pareciera simplemente una pieza dance con un tumbao de calipso, con guitarras, bajos y teclados, pero en el fondo está basado en la chirimía —ritmo tradicional que debe su nombre a una flautilla artesanal rústica.

ChocQuibTown. “Nadie dijo”: https://www.youtube.com/watch?v=se3Ali4VKB4

Conviene dejar claro que este movimiento de música alternativa, moderna, urbana, inspirada en el folclore colombiano, esta world music con bandera tricolor, crece gracias a una cualidad que está a tono con los retos de la industria musical del siglo XXI: sus discos son referencias, tarjetas de presentación, estudios para actualizar el sonido y experimentar, pero su sabor verdadero está reservado para esa experiencia única e irrepetible que son las presentaciones en directo.

Reseñas de álbumes de Bomba Estéreo
Todas las reseñas de álbumes
{Album}