Graceland lista para cuatro décadas sin Elvis
A las 3:30 pm del martes 16 de agosto de 1977 se hacía oficial la muerte física de quien no necesitaba este inevitable evento biológico para ser considerado una leyenda. Así es, porque Elvis Aaron Presley ya había transitado un frondoso camino en el mundo del espectáculo para esperar aquel fatal momento de hace cuatro décadas y entonces producir el consabido lugar común en estas circunstancias: “murió el hombre y nació el mito”.
Aquel fornido hombre de 42 años, nativo de Tupelo, Mississippi, provocaba controversia el mismo día de su fallecimiento por un infarto fulminante, producto de un prolongado cuadro de abuso de drogas y múltiples complicaciones en su salud. Las teorías conspirativas, que gustan mucho al gran público estadounidense, no tardaron en llegar y de pronto se señalan como falso el informe forense, que dan cabida a un rosario de especialistas y autores que sacaron buen provecho monetario de no pocos libros.
Otra historia que surgió de aquel día fue el supuesto hallazgo de los médicos cuando se disponían a levantar el cuerpo de la superestrella. Muchos dan por cierto que Elvis tenía fuertemente tomado de sus manos un libro titulado: Una búsqueda científica del rostro de Jesús, de Frank Adams, editado en 1972.
La obra tiene como centro el Sudario de Turín o Santo Sudario, tema con el que Presley se había interesado, luego de escuchar que Adams demostraba la relación directa entre la legendaria tela y el llamado Mesías de la cristiandad.
Hasta ahora se relatan situaciones de las que no escapan los grandes ídolos. Ciertas o no, el halo de endiosamiento, en especial uno de los primeros astros de esa avasallante música popular conocida como rock, que significó un modus vivendi muy distinto para miles de millones de personas en todo el mundo. Tampoco es poca cosa que el único sobreviviente de los gemelos de Vernon y Gladys Presley haya tenido el impulso de la televisión, de un medio de comunicación que lograba su boom cuando el muchacho se aventuraba con su pelvis pecaminosa en los escenarios norteamericanos.
Pero más terrenal y tangible que cualquier altar elevado por sus innumerables fanáticos en los cinco continentes, Elvis dejó unos números envidiables para cualquier artista en el negocio de la grabación. El primero de ellos son sus 17 sencillos llevados al puesto de honor de la cartelera Billboard estadounidense entre la década de los 50 y 70, pero principalmente en los años de la explosión del rock and roll.
Además, la Recording Industry Association of America, RIAA, le ha certificado 90 discos de oro, 52 de platino y 25 discos de multiplatino. Son en total 111 singles para el Rey del rock, 23 álbumes de estudio, seis en conciertos, 11 recopilatorios y 19 bandas sonoras, de casi 30 películas en las que participó. No contentos con esto, el estimado de discos vendidos en el planeta entero supera los mil millones de copias.
Por ello, más que “conmemorar”, sus seguidores sin duda “celebrarán” el 16 de agosto de este año cuando se cumpla el cuadragésimo aniversario de su muerte. Celebrarán a quien también se transformó en un ícono de la no menos famosa ciudad de Las Vegas, y a quien ha inspirado una modalidad de disfraz y de imitador que se ha diseminado sin barreras culturales en cualquier rincón terráqueo.
“La Semana de Elvis” de 2017, del 11 al 19 de agosto, promete ser un evento fuera de serie. Los 600 mil “peregrinos” de año a año van en procesión a Graceland, el hogar del cantante en Memphis convertido en templo de culto, prometen palidecer ante el tsunami que autoridades y agencias de turismo esperan para el mes que viene.
El “menú” se asoma variopinto, con recitales, conferencias, exposiciones, subastas, torneo de imitaciones y diversos tributos para el hombre que poco antes de fallecer protagonizó el primer concierto transmitido en directo al globo, y admirado por más de 1.500 millones de telespectadores.
A Graceland se le han invertido para esta ocasión cerca de 200 millones de dólares, con lo que amplía sus atracciones que incluyen dos museos, un escenario, un hotel, tiendas y restaurantes. El complejo cuenta con la capacidad de exhibir cerca de un millón de objetos de archivo relacionados con Elvis. No todo es música, y una de las salas temáticas más llamativas es la relacionada con la colección de autos y motocicletas de alta cilindrada de la superestrella.
Por: Juan Ernesto Páez-Pumar