Una banda hecha en internet
Más allá de pretender hacer sólo música, Rawayana es un grupo venezolano que invita a la gente a escapar de la realidad a una isla imaginaria de mucho reggae y experimentaciones con sonidos latinoamericanos.
Con la firme intención de hacer música que en alguna medida ayudara a la gente a escapar de la crisis política y económica que atraviesa Venezuela, nació en el 2007 Rawayana. En un comienzo hacían parodias de canciones reconocidas. Luego tuvieron la convicción de que a través del sarcasmo podrían hacer una crítica directa de lo que viven los venezolanos cada día, para “escapar de la patética realidad en la que estamos”, como asegura su vocalista, Beto Montenegro.
Los cuatro músicos de Rawayana, Beto, Fofo, Tony y Abeja, viven en una isla imaginada con forma de brócoli que integran más artistas. Aparte de ellos están José Corredor, un fotógrafo que los acompaña en todas las giras, porque “tenemos un equipo que, aparte de preocuparse por lo musical, está pendiente de generar constantemente contenidos en redes sociales y siempre alrededor del concepto que estemos desarrollando en el momento”, dice Tony Casas, el guitarrista; y Joaquín Salim, quien se encarga de la parte gráfica de la banda, ya que, según Montenegro, “la idea era crear un sitio donde la gente pudiera aportar ideas creativas y sociales”.
De hecho, se consideran una banda de internet. Tras la publicación de su primer disco, Licencia para ser libre, lograron el reconocimiento en su país porque dos de sus videos, Algo distinto y Fuego azul, se hicieron virales en Youtube. Además de la música, desde que comenzaron han prestado atención a lo audiovisual: “Podríamos componer una canción, vestirnos de negro y cantar frente a una cámara y ya, o hacer lo que hacemos hoy”, afirma Montenegro. Sus videos van desde parodias a los programas de televentas hasta una idílica historia de amor que se desenlaza en una isla paradisíaca.
“Los videos han sido importantes para ser lo que somos hoy en día, porque cuando comenzamos no había una industria muy activa, ni discográfica ni mediática en nuestro país, cosa que sí se había desarrollado en otros lugares. Por eso aprovechamos al máximo el apartado web”, puntualiza Casas.
Después de que su primer disco, en el que reina la parodia de lo que representa ser joven en Venezuela, los convirtiera en estrellas pop de su país, pensaron en mejorar su forma de tocar y en el mensaje que querían transmitir, como explica Montenegro, “siempre basados en experiencias personales, entre la inspiración que nos podía dar el entorno, porque Venezuela tiene una riqueza natural y social muy interesante. En ese momento nos dimos cuenta de que el proyecto de humor poco a poco comenzó a volverse serio y fuimos entendiendo que se podía hablar de cosas distintas de reírte con tus amigos haciendo música”.
Por ello, en su segunda producción Rawayanaland, en la que además trabajó Rafael Greco, exguitarrista de Los Amigos Invisibles, el objetivo fue distinto, y en busca de una identidad experimentaron con otros sonidos latinoamericanos, así como con otros artistas, como Natalia Lafourcade, mientras que en lo personal, según Montenegro, “trabajamos en lo que estábamos componiendo y en por qué lo estábamos diciendo”. En este disco, con un sonido más apacible que el anterior, se le da forma a la isla que le da el nombre al álbum, a través de canciones que ya no sólo hablan en reggae o ska, sino que experimentan aún más con el hip hop y el pop.
De allí nace el trippy pop, nombre que le dieron a la música que ahora hacen. Más allá de querer encasillarse en un género o un tipo de sonido, han trabajado en los últimos dos años en un nuevo acento y un condimento, preparado con músicas latinoamericanas, pero con la esencia de lo que se hace en Venezuela.
De acuerdo con Fofo Story, el baterista, no siguen un plan con el que pretendan acaparar a un público más grande, sino simplemente, como desde que comenzaron, hacen lo que les gusta, pero ahora con una intención clara. “Gracias a que hemos tenido la posibilidad de manejar una gran gama de opciones musicales dentro de lo que hemos hecho, desde son cubano hasta reggae roots o R&B, no nos hemos encasillado, sino que, por el contrario, hemos procurado ser lo suficientemente abiertos para hacer lo que queramos”.
Trippy Caribbean es un disco mucho más caribeño que los dos anteriores, en el que, como banda, consideran que ya tienen una identidad demarcada, por lo que se atrevieron a hacer de este último trabajo una especie de “fiesta autóctona caribeña”, a partir de sonidos venezolanos tan propios como el merengue rucaneao o el calipso de El Callao.
Esto, en parte, por su interés de internacionalizarse aún más, mostrando a través de su música un poco de la identidad de su país. Ahora no todos viven en Venezuela; están divididos entre México, Miami y Caracas. “Cuando hay trabajo de día a día vivo pegado a la videoconferencia, porque, a pesar de que la mayoría del equipo está en Caracas, estamos en diferentes países. De hecho, ahora parte del equipo de management está en Puerto Rico (...)”, aclara Story. Además, desde hace algún tiempo abrieron dos sedes de su productora, Brócoli Récords, en Miami y Bogotá, mientras que a inicios de este año comenzaron en Canadá una gira que los llevará por toda América.
En esta isla musical también hay cabida para sus seguidores. Así como lo visual es importante desde la creación de cada una de las canciones, la interacción con su público es fundamental a diario. Según Tony Casas, la principal idea al componer es que a través de un tema puedan despertar el interés de quien los escucha por conocer el resto del trabajo que ha hecho la banda y de esa forma se puedan creer el cuento, hacer el viaje sonoro y despreocuparse de lo que está pasando alrededor.
“Entonces, si tenemos un sencillo nuevo, tratamos de tener todo bien clasificado y planear de qué forma se lo vamos a entregar al público, dependiendo de la plataforma digital en que lo vaya a recibir. Siempre hay un diseño específico para cada una de nuestras redes y, de hecho, el fotógrafo José Corredor siempre nos acompaña para que nuestros seguidores vean lo que pasa con nosotros internamente. Eso es algo que no es muy tradicional en muchas otras bandas”, dice Montenegro.
Hoy, la banda se presenta en el Estéreo Picnic, como parte de la gira que hace por el continente lanzando su nuevo disco. Aunque tiene previsto hacer énfasis en las canciones de su nuevo trabajo, sus integrantes aseguran que traen una compilación de la música que han venido haciendo desde hace diez años y que han dado a conocer a través de internet.