Dice "la palabra" Dios habla todos los idiomas, porque él los creó, y la música es así, universal.
En cualquier parte de la tierra, todas las personas de todas las eras se comunicaban a través de la música.
Esta llega a los más profundo del corazón, se siente a través de todos los sentidos.
Para los músicos, cuando escriben o cuando comienzan a escribir una canción ellos dicen que sienten que la letra y los sonidos les llega de una forma "descargable" como algo que anda en el aire, y que van escribiendo, porque esta no se produce precisamente cuando sucede algo, sino "algo" hace que pase, y algunos le dan el nombre de "musa".
A veces una tristeza (despecho) se cura con la llegada de una canción, tanto para quien escribe o canta, como para quien escucha la canción.
Los sonidos existen desde siglos memorables, el sonido de las olas del mar, el sonido de los pajaros, el hombre logró agruparlos, de acuerdo a su ubicación geográfica, y estos se convirtieron en sonidos musicales.
Es bien sabido que la música tiene un elemento espiritual, algo que trasciende.
El Gospel, principios de la música como la conocemos surge como una respuesta al dolor de los esclavos en norteamérica, y una vez liberados se convritó en agradeciento al creador.
De ese género se desprende el Jazz, género musical base de toda la musica, como la concemos en la actualidad.
Como la música evolucionó, también hay otros géneros de tipo cultural y en especial, de alabanza.
Entre ellos la música inspirada en "el Creador" en "Dios" por y para su alabanza.
Es cautivador como desde un punto de inspiración celestial se rompen esquemas y creencias del mundo, entre ellas, el fuego.
Cualquiera que escuche la palabra "fuego" le puede dar miedo, incluso, pueden pensar que puede hacer daño o lo asocian con todo, menos un elemento espiritual de bendición.
Ciertamente el fuego terrenal, quema hace daño. Pero el fuego espiritual del que habla la santa palabra de la biblia, se refiere a la bendición, a la luz que quema los pecados y llena el alma, que refina los diamantes más finos.
Como el amor de Dios puede transformarte tan solo con encender la llama de la fe dentro de tu corazón.
