Popularmente la palabra "humillarse" es significado de burla, de arrastrarse por el suelo, es como una acto de rendirse.
Es mal visto por la sociedad y la humanidad. Dicen también que nadie debe humillarse por nada ni nadie.
En el diccionario humillarse significa mostrar humildad ante una situación o hacia una persona.
La humildad es una virtud que permite conocer los limites y virtudes personales.
Precismante de conocer esas habilidades y limites de la humanidad surgen generos musicales como el Gospel y también, canciones de Culto, sonidos y letras que permiten reconocer la imperfección humana.
Así como también permite adorar algo más allá de nuestros limites, algo que no podemos explicar, pero que está allí, algo que nos llena el alma, algo que es imposible de adquirir de otra forma, a menos de querer rendirse a los pies, humillarse con el corazón, el alma y sentir real arrepentimiento.
Para nadie es un secreto el hecho de la existencia de la maldad y la bondad. Como seres humanos tenemos el libre albeldrío de elegir que queremos ser o sentir, pero dada a nuestra condición de "pecadores" no sabemos reconocer lo bueno o lo malo hasta que no reconocemos que no tenemos acceso a todo.
Sabemos que sin oxigeno no podemos respirar, que sin agua tampoco podemos vivir, que sin amor la vida es violenta.
Los seres humanos no creamos el agua o el oxigeno.
Quien lo hizo posible, permite que nuestra existencia sea lo que es. No le debemos nada al agua ni al aire, pero si podemos mostrar agradecimiento a la energía que nos mantiene con vida.
Precisamente, Cristine D´Clario a través de su música nos propone una nueva perspectiva sobre la humillación. No hay lugar más alto que estar a tus pies. Así dice la canción.
Pero más allá de "arrastrarse por el suelo" esta canción nos invita a ser y a sentirnos agradecidos por aquellas cosas que tenemos, que nos mantienen con vida y que no sabemos cómo o cuando, pero alguien sabio los creo, y nos permite vivir.
A esa existencia, agradecer esa posibilidad es la mejor muestra de gratitud, es el mejor reconocimiento de nuestra propia humanidad, de nuestra bondad.