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Reseña de la canción hecha por:
SongBlog

Siento que la sociedad Venezolana cada vez está más violenta. En todos los aspectos; inseguridad, trato entre familia, amigos y compañeros de trabajo. Actualmente, Caracas es conocida como una de las ciudades más violentas del mundo.

Recientemente pensando en toda esa situación, recordé una canción de hace 3 años, de Julieta Venegas, una mexicana que en su canción Tuve Para Dar plasmó esa misma inquietud en relación con su país.

México queda retirado de Venezuela, y aquí es muy conocida por su cultura, las novelas y música.

Esta canciòn, Tuve para Dar es una canción que si bien tiene origen mexicano, facilmente puede ser el soundtrack del día a día venezolano. Del caraqueño que tiene que salir trabajar todos los días, a pie, en carro o en metro.

En esa vía para ir a trabajar (ganarse el pan, salir hacia adelante, pagar el alquiler o la comida que es escasa) uno se puede encontrar desde alguien que quiere quitarte tus pertenencias, ya sea pie o alguien en una moto. Esto último es habitual cuando el semáforo está en rojo y tocan el vidrio del carro.

De igual forma la violencia se puede presenciar para poder salir y entrar del vagón del metro, pocos dejan salir y quieren entrar a la fuerza. Y en ocasiones si alguien se cae, le caminan por encima, hasta que alguien se apiada y le ayuda a levantarse.

Cabe mencionar que gran parte de las fuentes de trabajo, universidades y gran parte de servicios de interés están en Caracas. Todas aquellas personas que quieran mejorar sus condiciones de vida tienen que migrar a la ciudad, donde el estilo de vida es agitado y los servicios colapsan por la cantidad de gente.

Antes, se podía huir de la violencia de la Capital y refugiarse en las ciudades dormitorio (Valles del Tuy, La Guaira, Guatire, Maracay), pero esa violencia llegó con tanta o más fuerza que en Caracas.

Al menos, en las ciudades dormitorio hay más aire y espacio para caminar, pero que triste que la belleza de las montañas, el azul de cielo, las bondades de nuestras naturaleza no sea suficiente para volvernos un País independiente de la violencia, del salario mínimo, del día a día, de la crisis política, social y económica, que cada vez es más fuerte e inclemente.

Las playas quedan cerca de la ciudad y por un momento es casi posible desconectarse. La naturaleza, no la humana, la naturaleza de esta tierra nos hace libre por unos minutos, pero la violencia la destruye. Es díficil admirar la playa, la montaña y el llano sabiendo que la violencia te quitara esa sensación de comodidad y bendición.

Como todo en la vida, cada causa lleva un efecto, a raíz de nuestras circunstancias nosotros también cambiamos, nos volvemos más fuertes o nos dejamos llevar por la corriente.

Sin embargo, uno siempre se pregunta, ¿por qué?. Es un tema netamente humano, no se trata de clase social, país, o región. Es una situación que engloba todas las áreas del ser humano, pero hasta que no nos toca la fibra emocional, simplemente es ajeno, y es algo que ignoramos a propósito.

El motivo de orgullo nacional eran las Misses o el petróleo, ahora solo están en el escenario mundial porque asesinaron a una Miss, y bajó el precio de nuestro prínicipal ingreso.

La vida se vuelve cada vez más costosa de mantener y de tan poco valor, al mismo tiempo.

Pero más allá de eso, aún hay gente, trabajando, luchando por no dejarse arrastrar, para recuperar/recordar lo que fuimos.

Si fuimos o no violentos, no lo sé, solo sé que es una enfermedad que nos está acabando y que debemos encontrarnos, dentro de nuestras fronteras, mejorar cada uno y devolver la luz que nos dió está tierra.

En mis recuerdos no solo está la violencia, está el Ávila (Waraira Repano) esa montaña, conocida como el pulmón vegetal de Caracas, firme, bella, allí para nosotros, sin pedir nada cambio. Si nuestro Ávila es nuestro pulmón, el corazón debe estar cerquita, solo hay que hacerlo latir, llenarnos de vida, volver a enamorarnos de nuestra ciudad, de Venezuela, porque ella no tiene la culpa de lo que hacemos o dejamos de hacer.

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