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Si hubo una artista que supo romper con las estigmatizaciones de la figura de la mujer en la música argentina, esa fue Gilda. Sus letras, su forma de moverse en el escenario y su fisionomía, la hicieron única dentro del circuito tropical en los ’90. En una industria dominada por las voces masculinas y las mujeres voluptuosas, había un lugar en el corazón de la gente para que Gilda entrara a todos los hogares de la Argentina. Después de 25 años de su muerte, sus canciones suenan entre distintas generaciones y estratos sociales. Tan hondo entró en la gente, que hoy se convirtió una religión y un mito popular. Santuarios, estampitas, murales, y el apodo de “Santa Gilda”, la enaltecen a lo más alto de los ídolos populares argentinos.
“Porque tuvo el coraje de decir Fuiste. Ella No se Arrepiente de ese Amor. Pinta un Paisaje en cada canción, y Pasito a Pasito revolucionó la industria de la música tropical. Abrió La Puerta de los escenarios para otras mujeres, y aunque tuvo Noches Vacías, siempre Valiente. Y lo que parecía un adiós, No fue su Despedida. Ella, santa. Ella de Corazón Valiente: Gilda”.