La perspectiva de Orion Franklin sobre la "terapia de pesadillas"
Soy Orion Franklin, productor y DJ, y creo bandas sonoras para pecadores y soñadores. Mi música fusiona ritmos electrónicos oscuros con emociones cinematográficas. Está hecha para las noches largas, los horizontes de neón y esos momentos de silencio en los que tus pensamientos se vuelven ensordecedores.
Fue un proceso gradual. Hacer música fue primero una vía de escape, luego un hábito y, finalmente, una necesidad. Cada melodía me parecía una forma de traducir emociones que no podía expresar de otra manera. Con el tiempo, comprendí que este era el mundo al que pertenecía.
Sentado en el asiento trasero durante los viajes nocturnos, observaba las luces que pasaban mientras canciones con sintetizadores potentes lo convertían todo en una experiencia cinematográfica. No lo sabía entonces, pero esa sensación se convertiría más tarde en la base de mi sonido.
Mi sonido se ha vuelto más profundo y atmosférico. Me centro más en la textura emocional, la tensión y la narrativa. Intento crear música que evoque un mundo en el que la gente pueda sumergirse, sobre todo aquellos que viven entre el sueño y el recuerdo.
Dualidad, deseo, soledad, obsesión y la belleza que se esconde en las emociones más oscuras. Intento componer música que ocupe un lugar entre la comodidad y el peligro, entre la pesadilla y la fantasía, en el espacio donde se encuentran pecadores y soñadores.
Para construir un mundo, no un catálogo. Un lugar donde los pecadores, los soñadores y los hipersensibles puedan verse reflejados sin ser juzgados.
El éxito es la resonancia. Si alguien encuentra una parte de sí mismo en una canción que he escrito, he cumplido mi cometido.
Significa ver el mundo en texturas, no en categorías; percibir la belleza en las sombras y las historias que encierra el silencio. Una perspectiva artística es vivir dos veces: una en el momento presente y otra al transformar ese momento en arte.
James Blake por su vulnerabilidad, Depeche Mode por su carga emocional y Nine Inch Nails por su atmósfera y rebeldía.
Música y cine: el sonido da forma a la emoción, y el cine le da un rostro. Mis canciones suelen empezar como escenas en mi cabeza antes de convertirse en melodías.