La perspectiva de Paul Frazer Clarke sobre "Eres mi aliento"

Sí, claro. Antes, publicabas canciones si (normalmente) eras muy bueno o trabajabas muchísimo. Y, además, si tenías contrato. Hoy en día, la tecnología ha sido increíble, pero ha acabado con la capacidad de la mayoría de la gente de ganar dinero con la música. El software barato dirigido a quienes no son músicos para disfrutar de las canciones al instante es el peor culpable. El proceso para alcanzar el éxito era mucho más claro y sencillo, era duro, pero así debe ser. No todo el mundo puede entrar en un equipo deportivo profesional, ¿verdad?

Hace solo un año. Hasta que me preparaba para lanzar mi primer álbum en solitario, lo había evitado a propósito. Tuve que aceptarlo y comprender el valor que aporta a la exposición general del artista y la música.

El productor es responsable de lo que sale de los altavoces y de sacar el máximo provecho de los artistas y músicos que participan en la pista. El trabajo del productor no es imponerse ni insistir en ajustar cada fader, dial y perilla.
He evitado a propósito pensar que tengo que saber qué es cada perilla, dial, deslizador y cada plugin de mezcla... eso es cosa de ingenieros. Creo que si te metes demasiado en los microdetalles, pierdes la capacidad de escuchar con claridad.

Disfruto de ambos. Colaborar es genial, sobre todo si estás dispuesto a ponerte a prueba con personas capaces de impulsarte a ser la mejor versión de ti mismo. Me gustan los nuevos retos. Muchas canciones de mi álbum (Backstories From A Soundtrack To Life) son colaboraciones que combinan influencias, musicalidad y estilos, lo que da forma a los sonidos únicos de cada canción.

Conmovedor. Sofisticado. Atemporal.
Esas tres palabras capturan tanto el corazón emocional de mi música como el cuidado que pongo en crearla: una mezcla de sentimiento, alta musicalidad y longevidad.

Cuando me mudé a Australia, escuché una increíble música house jazzística en una tienda de surf en el centro de Perth, Washington. Tuve que preguntarle a la chica del mostrador quién ponía... me respondió: «Es Naked Music». Parecí un poco avergonzado hasta que me aclaró que ese era el nombre de la serie recopilatoria. Resultó ser mi primer contacto con el deep house.

Mi música se basa en una musicalidad minuciosa: arreglos cuidadosamente elaborados, melodías potentes y una armonía profunda que refleja mis años escribiendo para artistas y medios. Combina matices de soul, rock, R&B, funk y jazz con toques de pop sofisticado, creando canciones que se sienten atemporales y contemporáneas. Me influencio artistas como Sting, Steely Dan, George Duke, Stevie Wonder, PM Dawn y Robert Glasper, por lo que el resultado es una mezcla de groove y sofisticación: música ideal para escuchar a altas horas de la noche y más allá, pero con la suficiente calidad como para merecer una atención atenta.

Como gran parte de mi trabajo, combina diferentes géneros. Esta canción tiene toques de R&B, jazz-funk, soul y pop.

A principios de los 70, escuchando Radio 1 en el Reino Unido con un transistor. ¡Se nota mi edad!

"You're My Breath" refleja la amplitud de mi trayectoria, desde mis inicios en el Reino Unido produciendo y escribiendo para sellos discográficos hasta décadas componiendo para cine y televisión. Esa experiencia me enseñó a equilibrar la sofisticación con la accesibilidad. La canción contiene momentos con tintes jazzísticos y texturas conmovedoras que se inspiran en mi pasión por artistas como George Duke y Jeff Lorber, mientras que su pulida producción es fruto de años de trabajo de estudio tanto en música pop como audiovisual. Es personal, pero también está creada para tener un gran impacto: el tipo de canción que puede vivir en listas de reproducción y en la pantalla.