Perspectiva de jAishO sobre el "Flujo Astral"

Sin duda, la vez que FL Studio se colgó ocho veces mientras trabajaba en la misma pista. Sin exagerar, ocho bloqueos totales, cada uno justo cuando creía que estaba en plena forma. Llegué al punto de tener que guardar la partida después de cada ajuste, como si estuviera desactivando una bomba.
En lugar de descartar el proyecto, me sumergí en el caos y lo convertí en "Untitled Save". La canción se convirtió en un bucle lo-fi con fallos que suena como un recuerdo corrupto intentando reconstruirse. Está llena de ruido ambiental, ritmos rotos y esa atmósfera inquietante e inacabada, como un fantasma digital rondando tu disco duro.
Lo que empezó como pura frustración se convirtió en una de mis piezas más emotivas. A veces, el colapso del sistema es la inspiración.

Para mí, casi siempre es la música lo primero. El sonido marca el tono emocional; es como construir el mundo antes de escribir la historia que lo habita. Empiezo con una textura, un ritmo o una línea de sintetizador que evoca un sentimiento. Una vez creada esa atmósfera sonora, las palabras empiezan a surgir, a veces como letras completas, a veces solo fragmentos o frases que se ajustan a la atmósfera.
Una canción como "Epiphany" o "No Goin Back" empezó con melodías tan emotivas que la letra casi se escribió sola. Pero incluso en temas más abstractos o instrumentales, como "ReSearcH" o "Calibration Complete", siempre hay una narrativa subyacente; simplemente no siempre necesita palabras para contarla.
Dicho esto, a veces una sola frase o título, como "Manifiesto" o "Hindi Ko Alam", puede generar toda la atmósfera. Pero normalmente, la música es la que marca el camino.

Me atraen constantemente los temas de resiliencia, dualidad, transformación e introspección. Mucho de esto proviene de mi propia experiencia: ser veterano, padre, superviviente de la indigencia y alguien que ha reconstruido su vida desde cero. La música es donde proceso todo eso. Es terapia, reflexión y liberación.
Temas como "No Goin Back" y "Manifesto" hablan de seguir adelante, incluso cuando el camino no está claro. "Duality" y "Flipside" exploran la tensión entre la luz y la oscuridad, la fuerza y la vulnerabilidad. Y luego están temas como "Introspection" o "Buried" que profundizan en las capas emocionales y psicológicas, esas silenciosas batallas internas de las que no siempre hablamos.
También me fascinan la tecnología, la memoria y el yo digital, algo que se refleja en temas como "Untitled Save", "ReSearcH" y "Calibration Complete". Me gusta explorar lo que significa ser humano en un mundo cada vez más sintético y fragmentado.
Al final, escribo sobre lo que he vivido y lo que todavía estoy tratando de comprender.

Mi música refleja quién soy: multifacética, resiliente y en constante evolución. Las características que más se manifiestan son:
Resiliencia: Como veterano discapacitado por servicio militar y persona que ha vivido la falta de vivienda, he aprendido a reconstruir desde cero. Esa determinación se refleja en canciones como "No Goin Back" e "Impetus": tratan sobre seguir adelante, pase lo que pase.
Dualidad: He vivido muchas vidas: policía militar, chef, mecánico, padre, técnico, artista. Ese contraste —entre estructura y caos, lógica y emoción— da forma a temas como "Duality", "Flipside" y "Calibrate".
Introspección: Siempre estoy reflexionando, analizando, intentando comprenderme a mí mismo y al mundo que me rodea. De ahí surgen temas como "Introspection", "Buried" y "Ether". Son meditaciones sonoras.
Innovación: Mi experiencia en informática y reparación de equipos electrónicos me ha permitido apreciar profundamente el aspecto técnico del sonido. Me encanta experimentar con los fallos, las texturas y el ritmo; temas como "ReSearcH" y "Calibration Complete" son como experimentos de laboratorio sónicos.
Paternidad y humanidad: Ser padre de tres hijos me da estabilidad. Me recuerda que la música no se trata solo de evasión, sino de conexión. Incluso en mi obra más experimental, siempre hay un hilo conductor de emoción, de narrativa, de legado.
Mi identidad no está sólo en las letras o el sonido: está en la intención detrás de cada canción.

Con "Astral Flow", quería capturar la sensación de movimiento cósmico, como surfear entre vientos solares o flotar entre dimensiones. El objetivo era crear una canción que se sintiera fluida y rápida, algo que pudiera transportarte sin perder el ritmo. Buscaba ese equilibrio entre caos y claridad, donde cada sintetizador y ritmo se sintiera como si orbitara algo más grande.
También refleja mi propia mentalidad en aquel momento: sortear las turbulencias de la vida mientras intentaba mantenerme firme en mi propósito. Quería que los oyentes sintieran que se desplazaban por el espacio, no solo físicamente, sino también emocional y mentalmente. Es una canción sobre expansión, energía y elevación.
Los altos BPM, las texturas en capas y la atmósfera interestelar fueron intencionales. Quería que se sintiera como un viaje, uno que no se detiene a explicarse, sino que te invita a sentir tu camino.

Flujo Astral se inspiró en la idea del movimiento más allá de lo físico: una especie de impulso espiritual o cósmico. Pensaba en cómo se siente estar en un estado de fluidez, no solo creativa, sino también emocional y energética. Ese momento en el que todo se alinea y simplemente te mueves, a través del sonido, del pensamiento, del espacio.
También me inspiró el contraste entre la quietud y la velocidad. La vida puede parecer que se te va de las manos, pero en tu interior, hay una conciencia tranquila. Quería que la canción reflejara esa dualidad: ritmos rápidos por minuto, pero transiciones suaves; energía intensa, pero con un núcleo meditativo. Es como viajar en un rayo de luz a través de tu propio subconsciente.
Visualmente, imaginé vientos solares, constelaciones cambiantes y polvo de estrellas digital. En cuanto al sonido, me inspiré en texturas breakbeat, ambient y glitch para crear algo cósmico, cinético y profundamente humano.

Absolutamente, mi música es probablemente la versión más honesta de mí. Captura las partes de mí que no siempre salen a la luz en una conversación: el caos, la calma, las preguntas, la lucha, la sanación. Cada canción es una instantánea de un momento, una mentalidad o un recuerdo. Ya sea la energía pura de "Degen Again", la introspección de "Buried" o la deriva cósmica de "Astral Flow", soy todo yo, simplemente traducido al sonido.
He vivido una vida con múltiples facetas: veterano, padre, superviviente, creador, y mi música refleja esa complejidad. No siempre es pulida ni predecible, pero es real. No hago música para encajar; la hago para sentir, para procesar, para conectar. Así que sí, si quieres saber quién soy, escucha el catálogo. Está todo ahí.

Para mí, lo más difícil es reconocer la inspiración cuando llega. Las ideas siempre están flotando —sonidos, sentimientos, fragmentos de pensamiento—, pero captar la correcta en el momento preciso requiere una consciencia que es fácil pasar por alto. A veces, la inspiración susurra en lugar de gritar, y si no estoy atento, se me escapa.
No se trata de falta de ideas, sino de saber cuándo vale la pena perseguir algo. Esa chispa puede surgir de un fallo en FL Studio, un recuerdo, un sonido aleatorio o incluso un momento de silencio. Temas como "Untitled Save" o "Astral Flow" surgieron de esas chispas inesperadas. El reto es ser lo suficientemente abierto para reconocerlas y lo suficientemente disciplinado para perseverar.
Una vez que veo la inspiración, todo fluye. Pero ese primer momento es la verdadera magia, y el más difícil de retener.

En cuanto al sonido, el artista que más me ha influenciado es alguien que combina emoción con experimentación; alguien que no teme romper estructuras, modificar géneros y, aun así, impactar profundamente con sentimiento. Ya sean las texturas glitchy de Aphex Twin, las capas cinematográficas de Burial o la emoción pura de las primeras producciones de Kanye, me atraen los artistas que tratan el sonido como una forma de contar historias.
Su trabajo me enseñó que la música no tiene que ser limpia ni convencional para ser poderosa. Esa influencia se refleja en temas como "ReSearcH", "Ether" y "Sacrifice". Aprendí a usar la distorsión como emoción, el silencio como tensión y el ritmo como narrativa.
No se trata solo de copiar un sonido, se trata de llevar adelante una mentalidad: ser valiente, ser honesto y dejar que la música hable antes que las palabras.

Para mí, una gran canción se construye sobre unos pocos elementos clave: emoción, intención, textura y movimiento.
La emoción es la esencia. Ya sea alegría, dolor, tensión o paz, una gran canción transmite una sensación. No tiene que ser lírica, solo tiene que conectar. Temas como "Buried" o "Epiphany" triunfan porque tienen una carga emocional.
La intención es lo que le da sentido a la canción. Cada sonido debe servir a la historia, incluso si esta es abstracta. Considero que «Manifesto» o «Sacrifice» son declaraciones sonoras: cada elemento está ahí por una razón.
La textura es lo que hace que una canción sea inmersiva. Me atraen los sonidos en capas y en constante evolución: glitches, ruido ambiental, distorsión, sintetizadores limpios; todos ellos trabajando juntos para crear un mundo. Eso es lo que exploro en temas como "Ether" o "ReSearcH".
El movimiento es lo que la mantiene viva. Ya sea un ritmo lento, una caída repentina o un bucle hipnótico, una gran canción lleva a alguna parte. Te lleva de viaje, incluso si es solo un bucle de dos minutos que parece una eternidad.
Una gran canción no tiene por qué ser perfecta, solo tiene que ser auténtica. Eso es lo que busco cada vez que me pongo a crear.