La perspectiva del Verso Alkemista sobre "Country Drip (City Flex)"

Construir un legado sonoro que libere e inspire. Quiero crear un catálogo al que la gente regrese no solo por la onda, sino también por sanación, claridad y elevación. No estoy aquí solo para ser escuchado. Estoy aquí para dejar ejemplos que otros puedan seguir.

Sí, transformación. Cada vez que creo, convierto algo interno en algo eterno. Si puedo convertir el dolor en poesía, el silencio en sonido, el aislamiento en resonancia... entonces estoy haciendo más que música. Estoy alquimizando la experiencia humana.

El proceso es el producto. Los momentos en los que nadie observa, esos moldean la magia que la gente finalmente ve. Y tratar de ser perfecto mata la creatividad. La autenticidad siempre sobrevive a la perfección.

Pharrell: por su innovación que desafía el género y su optimismo sonoro.
Andre 3000 – por su valentía y brillantez poética.
Travis Scott: por su creación de mundos y su estilo de producción inmersivo.
Respeto esos nombres porque crearon nuevos carriles en lugar de quedarse en los antiguos.

La música, ante todo, pero me muevo con el espíritu del cine y la arquitectura. La música da la emoción, el cine el ritmo y la arquitectura la estructura. También me siento conectado con la palabra hablada, donde el lenguaje y la cadencia se convierten en percusión.

“Sin título (1981)” de Basquiat. Es cruda, eléctrica y con múltiples capas. Cada pincelada se siente urgente, como un estilo libre pintado en código. Así es como abordo la música: dejando algo de caos, dejando que las imperfecciones hablen con sinceridad.

Significa ver más allá de la superficie: reconocer el ritmo en el caos, la belleza en la fragmentación y la posibilidad en la limitación. Una perspectiva artística no es solo una lente, es un estilo de vida. No solo miras el mundo, lo escuchas. Descifras patrones, captas estados de ánimo y luego los transformas en algo que dice más que las palabras.

A veces, sí. Estar tan dedicado a una visión puede aislarte. Pero lo contrarresto colaborando profundamente, creando una comunidad con personas creativas afines y asegurándome de crear desde la conexión, no desde el ego. La soledad alimenta el arte, pero la gente me mantiene con los pies en la tierra.

Me apasiona el cine y la arquitectura. Esa mentalidad cinematográfica me enseñó a crear emociones, y la arquitectura me enseñó a estructurar el sonido: construir con espacio, contraste e intencionalidad. Trato los ritmos como edificios: cada capa tiene un propósito.

DJ, instalador de alfombras, encargado de envíos y recepción, especialista en informática del Ejército de EE. UU. Cada actuación me enseñó algo, ya sea atención al detalle, disciplina o cómo interpretar la energía de una sala. Todo esto se reflejó en mi música.