La perspectiva de Trey Trizzy sobre "Ooh Ahh"
Viajaría al pasado para ver a Jimi Hendrix en directo. No solo tocaba la guitarra, sino que la transformaba en magia pura y sin filtros. Experimentar esa energía sería alucinante.
Mi música es la mezcla perfecta de confesión conmovedora y ritmo divertidísimo. Es como una sesión de terapia que te da ganas de levantarte y bailar: cruda, real y humana sin complejos.
Tomemos a Drake como ejemplo: su música es como una montaña rusa de emociones crudas, crítica social y ritmos alucinantes. Es como si tu corazón y tu cerebro mantuvieran una conversación profunda y sin filtros, todo a la vez.
Saldría de gira con Drake. Su genio poético y su energía pura harían de cada concierto una clase magistral de cómo combinar la verdad con ritmos potentes. ¡Imaginen las conversaciones épicas que tendríamos entre conciertos!
Me sumerjo de lleno en temas como el desamor, el crecimiento personal, el amor propio y lo absurdo de la vida. Mis canciones capturan esas revelaciones nocturnas, las verdades confusas e incluso los momentos hilarantes que hacen la vida tan impredecible.
He ascendido de ser un freestyler de dormitorio que garabateaba letras en servilletas a un artista que combina sin miedo la profunda introspección con éxitos fulgurantes y enérgicos. Mi sonido se ha vuelto más complejo, combinando vulnerabilidad cruda con una arrogancia que me es propia.
Este lanzamiento es una aventura que mezcla géneros: un cóctel picante de hip-hop, R&B, pop e incluso un toque de afro-pop. Está diseñado para mantenerte alerta y bailando en cada giro del ritmo.
Hubo un momento épico en un centro comunitario cuando tenía cinco años. Tenía que cantar un solo y, de los nervios, me quedé paralizado en el escenario. Entonces entró mi hermano gritando: "¡Agitar, agitar, agitar, sacudir al diablo!". Agarré el micrófono como si fuera el destino, y así, nació la estrella. ¡Nunca he mirado atrás desde entonces!
Recuerdo vívidamente colarme en la habitación de mi hermano mayor cuando era niño. Subía el volumen y ponía a todo volumen temas clásicos, y esa energía pura y rebelde me impactó como un rayo, encendiendo la chispa de un romance con la música para toda la vida.
Cada ritmo de esta canción está impregnado de mis raíces: desde mi infancia en un barrio tranquilo donde las fachadas bonitas ocultaban dificultades reales, hasta el caos de la vida familiar. Es un diario sonoro que captura cómo aprendí a reírme de la locura y a canalizarla hacia el arte.